Hoy busco mirarme
entre tus pupilas,
y yo amargamente
allí ya no me veo.
Simulo sonrisas,
a ver si regresan
alegrías perdidas
y no sé sonreír
mientras sostengo
dolor...
intento zurcir
retazos que caen
de la nada
hacia la nada,
me abstengo de verle
el rostro a una situación
pero no...
resbalé
caí
y te vi...
diciendo un Adios
de esos que castigan la mente
y con creces perturban...
al tiempo, por el desamor.
Yo miro hacia el aire,
deseando tener grandes alas,
para calar cuan águila
y así surcar a lo lejos
los cielos
y dejar al abandono
todos aquellos intentos
e inventos,
que se convirtieron
en excusas, hoy
sin sentido...
Dejarte las manos vacías
sin mis manos, quiero
para forjar así,
la muerte de todo
vago pretexto,
y comenzar a construir
un estado certero de paz ...
que me enseñe a convivir después,
con el amor que quiera,
toparse con mis ojos
y reflejarse entre mis pupilas,
que quiera quedarse
viviendo en mi introspección,
sin que intente siquiera
cortarme nunca las alas,
sin que intente siquiera
resbalarse de mis manos,
cuando llegue el mañana
y donde no me sirva
de albergue
nunca su mutismo,
para forjar muertes
de ciertos recuerdos
que me fuercen
a ensayar
falsos
estados de paz.
“La Dama de Ébano”


